9.10.08

Marco este día con una piedra blanca:
lectura de Obra del fugitivo (1)




Hay días importantes, lecturas que se subrayan, formas metafóricas para recordar. El poeta Catulo marcaba con una piedra blanca un día maravilloso. Lewis Carroll, siguiendo la idea de Catulo, marcó con una piedra blanca el encuentro con su Alicia. Obra del fugitivo, de Reinaldo García Ramos, ha sido un marcador especial en el tiempo: mi piedra blanca.

Este poemario contiene los elementos que componen un tiempo lineal. El amor cobra sus tonos en ese tiempo, porque las luces y los colores que lo forman emanan de modo diferente, según se va moviendo y cambiando la conciencia que lo percibe. El aspecto cinético de este libro, que lo define como una alocución de carácter lineal, está expresado en sus dos partes: primero “El hechizo” y después “Las huellas”. Es un camino constituido por dieciséis poemas, divididos en dos grupos de ocho, como una inhalación-exhalación, un encuentro y una despedida.

¿Y esto qué nos dice? Leer estos poemas es como ser testigo de una explosión de luces en una forma elegantemente apagada, sutil. Los tonos de la luz aparecen entre las palabras, como ecos de soles detrás de las montañas. Los ocho poemas contenidos en “El hechizo” nos entregan la visión inicial, necesaria para que entendamos el camino. El lenguaje define ese camino, como medio
para trasmitir al “otro”, al observador, al que lee, un momento vital de elevación. Citaré de esos versos los que contienen elementos que marcan ese proceso, para después conversar sobre esos versos y tratar de describir la experiencia personal, la percepción estética del momento, el centro emocional de esta historia; es decir, para bucear en ese código de luz que García Ramos nos entrega en sus poemas:

“……………un rigoroso orden
que bien podría llamarse instante,
parpadeo fugaz…” (pag. 13)
………..
“y en ese leve parpadeo del cosmos permanente
(una apariencia simple en los espejos)
se llega a convencer de que su mundo
ha vuelto a iluminarse.” (pag. 14)
………..
“En la ciudad perdida hay un doncel de luz
que se me acerca a veces, silencioso y despacio. ” (pag. 15)
………..
“Al principio no puedes entenderlo,
no te explicas por qué te estás sintiendo
de repente tan cerca de las cosas,
por qué recibes los gestos y las voces
como si salieran de un orden luminoso;” (pág. 19)
………..
“El pequeño bosque al borde de las aguas
se estremece de golpe en plena noche;
descubres consonancias
en el clamor ocasional de los insectos,” (pág. 19)
………..
“……………..Déjate llevar;
abre los ojos y acércate al sonido” (pág. 20)
………..
“El mar intenso de mi antigua ternura
lo decide todo, nos define.” (pág. 24)
………..
“veremos juntos desde cerca
un poderoso bosque sin comienzo,” (pág. 26)
………..
“y me lleva a creer que toda la abundancia
de colores y formas es ya mía,” (pág. 27)


II

El tiempo y los espacios en el tiempo conducen hacia el momento poético. Aparece el poema, como puente hacia la experiencia de la magia, la que emana del propio poeta. Al principio él interpreta esa magia como si viniera desde afuera: piensa que no es él mismo, sino el otro quien enciende su luz; es el otro, dice, y no su luz propia: el enamoramiento es expresado desde el mundo de la dualidad (véase el poema “El concierto”, en la página 19). Lo que importa es que esa magia, esa luz, provoca una explosión; el poeta, en ese instante, lo percibe todo en armonía. Y sabemos que en estos logros del espíritu, lo elusivo es lo que resulta encantador. La palabra “parpadeo” se repite en varios de estos poemas, como la que mejor describe lo poderoso y lo intocable del acontecer.

García Ramos percibe, sabe, que el encuentro con el amor, el choque con el amor, sin decirlo, conlleva no sólo el tiempo, sino también el espacio, y dentro de ese espacio, se mueve el escenario imaginario, casi etéreo, cuyo trasfondo es la luz. La luz es un elemento esencial de este poemario: mucho en la primera sección es “luz”, “luminoso”, vuelve a “iluminarse”, y en ese proceso, la percepción cambia, la realidad se ve desde un silencio, el sujeto se une a su objeto en una dimensión en que las formas se difuminan por la intensidad de la percepción lumínica, casi mística.

El poemario es una fiesta de los sentidos: La abundancia de colores y formas es ya mía. En los versos citados más arriba se puede ver cómo el poeta busca la percepción de los sonidos de los objetos, de los animales, el sonido en sí, o el silencio, que posee su propio sonido. Nadie puede arrebatarle al poeta esa conciencia cósmica, ni siquiera el mismo objeto/sujeto que se la ha provocado; el poeta creyó que esa luz provenía de afuera, pero no es así: es su propia luz interior la que lo deslumbra. Él conoce esa luz a través del amado, a quien él descubre en su estado ideal: el verbo hecho carne. Y en el mundo dual todo es cíclico, todo contiene la polaridad que hace posible distinguir la presencia del “otro.” La experiencia y la poesía viven dentro de esos parámetros.

III

Cuando llegué en mi primera lectura a la segunda parte del libro, “Las huellas”, tuve un presentimiento; aún en esa lectura fugaz se percibe otra visión: el poeta nos avisa de la llegada de las sombras. A la entrada de esos ocho poemas se cita un fragmento de San Juan de la Cruz: “Entréme donde no supe / y quedéme no sabiendo”. Con esas palabras de San Juan, el poeta nos advierte que ha llegado el momento de interpretar la luz proyectándose en ella. Pero lo que realmente vio no es, y eso lo ha llevado a sumergirse en el peligro, porque se vive en peligro cuando uno imagina luz en las sombras. Cito ahora algunos versos de esa segunda parte, para que los lectores noten cómo el lenguaje expresa ese cambio de percepción:

“Sólo venía a jugar, a ilusionarnos” (pág. 33)
………
“Era un acto de magia, y concluyó con rapidez.” (pág. 34)
………
“Se termina el día,
una penumbra lenta por fin llega” (pág. 35)
………
“Es una oscuridad que conocemos” (pág.35)
………
“Si de verdad deseas olvidarme,
erradica la luz cuando amanezca
y la salvaje oscuridad cuando este día concluya;” (pág. 37)
………
“Sí, todo era un terco y deseado ruido.” (pág. 41)
………
“el ruido de los hechos llega todavía
hasta tu rostro y tus oídos” (pág. 43)
………
“En la perfecta oscuridad de cada noche
están los ritos que tú mismo has pedido
a la apariencia del amor,
están los ojos que te han visto matar
y que te hablan.” (pág. 49)
………
“tus pasos repercuten en un paraje oscuro” (pág. 49)
………
“Y ves tu propio rostro destrozado en la sombra,
impunemente.” (pág. 49)

El lector, junto con el poeta, disfrutó de la explosión de la luz en los poemas de “El hechizo.” Asistió al acto mágico de la iluminación amorosa, y vio cómo García Ramos encontró un lenguaje para expresar lo que significaba estar hechizado. Así, fuimos testigos intelectuales de esa emoción; vimos cómo el hechizo, y la entrada a ese “bosque” del cual nos habla el poeta, lo llevaron a encontrar “las huellas”, el surco. El poeta quedó marcado y ahora muestra esa marca.

El lenguaje ahora se estira, se retuerce al otro lado del lecho; comienzan los poemas del destierro de la luz y el paso hacia las sombras (“Las huellas”). Las citas que he intercalado arriba expresan ese cambio del lenguaje, que corresponde a un cambio de percepción. El salto ha sido brusco, como un gesto dramático; así será también su entrada en la oscuridad. Nótese el uso constante de ciertas palabras en la nueva visión: “penumbra”, “oscuridad”, “salvaje oscuridad”, “perfecta oscuridad”, “paraje oscuro”, “sombra”. La palabra “sonido” se convierte en “ruido”; el poeta repite que ahora hay ruido. El dolor es ruido.

Es inevitable que sintamos la presencia de un túnel en este momento de la conciencia del poeta. Lo que García Ramos descubre ahora es que el hechizo era penumbra, además de luz. La creación poética le ha permitido tener acceso a esa revelación, le ha entregado las posibilidades simultáneas de una misma realidad. Es un acto de sabiduría en sí; como buen iniciado, reconocerá que la poesía, estos poemas, han perpetuado su experiencia, iluminada por la sorpresa y oscurecida por la realidad dual.



IV

Y aún así, lo más importante de ese proceso polarizado es que la poesía, envuelta en luz y sombra, ha captado los extremos de esa realidad, ha descubierto el decir secreto de la mente, dentro del contexto de la emoción; el momento poético en la inocencia de su verdad. Como el propio autor, los lectores nos hemos quedado enceguecidos por la luz del amor y oscurecidos ante el estallido de la magia que se desvaneció. La brevedad, el escenario que desaparece en un abrir y cerrar de ojos, es el “parpadeo” del cual el poeta nos habló al comienzo. Y al decirlo cumplió con la vida y con el lenguaje.

Los días inesperados del fugitivo han tomado un lugar en la memoria. La obra de ese ser que huye y regresa ha sido la construcción del dolor en el marco de la luz, el surco de los poemas como testigos. El momento de la memoria es la piedra blanca de ese día maravilloso donde todo se libera. Frente a su verso, le decimos al poeta: “no vayas a privarte del último consuelo: no te quites el mar”.

Sí, Reinaldo, no te quites el mar.


Isla de Manhattan, 22 de febrero de 2007

Notas:
(1) Reinaldo García Ramos: Obra del fugitivo. Madrid, Ediciones Vitruvio, 2006. Recibió el IX Premio Internacional de Poesía Luys Santamarina-Ciudad de Cieza 2006.

Maya Islas
Poeta, escritora y ensayista cubana residente en Estados Unidos.
Finalista del Premio Letras de Oro por dos veces: 1986 y 1989, y The Cintas Fellowship Award in Literature, 1990-91. Ha publicado 6 libros de Poesía.

Maya Islas was born in Cuba, on April 12, 1947. Since 1985 she has been working as a counselor at The New School, New York City, in the sub-divisions of Parsons School of Design and Eugene Lang College.
Since 2003, she has been teaching at the Language Dept of Baruch College, New York City.
Among her literary awards it is worth mentioning: Finalist Letras de Oro Award, twice: 1986 and 1989, and The Cintas Fellowship Award in Literature, 1990-91. She has published 6 books of poetry. Islas combines the word with the visual image and has done multi-media work with collages and texts. She has also collaborated with other artists, including photographers and musicians, in multi-media art projects. She lives in New Jersey.

Reinaldo García Ramos
Poeta y ensayista, ha publicado en espacios impresos y electrónicos.
Ha recibido premios internacionales por su obra poética.
Editor y Director de la revista electrónica "Decir del Agua".